derrotas culinarias

Cuando escribes casi a diario en un blog (lo siento, el CASI no he conseguido eliminarlo aún), tratas de poner más cariño a las cosas que haces, de compartir lo que crees que puede interesar a la gente, de dar respuesta a quienes sabes que día a día están al otro lado esperando tu nuevo post.

Pero en ocasiones, en más de las que quisiera, las cosas salen mal. O peor que mal. Y cuando el resultado es nefasto te niegas a enseñarlo, porque los blogs están para mostrar bellas e inspiradoras imágenes…

Pero esa no es la vida real. Y creo que por eso me parecía interesante enseñaros que a veces, ni todo el cariño y tiempo del mundo logran que algunas cosas salgan bien.

Estos días he tenido a mi hermana de visita en casa. Habíamos pensado preparar unos macarons para mi próximo cumpleaños y teníamos todo perfectamente preparado. Colorantes de Wilton, mangas pasteleras, papel sulfurizado…la compra hecha. Así que nos pusimos a ello.

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Seguimos la receta al pie de la letra. Sin prisas, disfrutando de una tarde entre hermanas charlando, cocinando relajadamente,…

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Pero no salió. Ni macarons, ni nada parecido. Galletitas de colores arrugadas, si acaso. «Oreo de colores» decía la osada de mi hermana. Ricas, estaban. Pero cualquier parecido con lo que debía ser fue pura coincidencia.

Eso sí, nos reímos un rato.

Y no, la foto del resultado no la pongo. Una cosa es asumir una derrota en la cocina y otra, regodearse.

···patricia···