A 3 horas y 33ºC

Hace poco nos escapamos unos días a Roma, la ciudad eterna…Qué maravilla! Sin duda ayudó el sol de justicia que nos encontramos desde el primer día pero que aceptamos con gusto porque de alguna manera estábamos huyendo del frío verano del norte.

Tengo que aclarar que, en nuestros viajes, por lo general solíamos ser los típicos turistas incombustibles. Nuestro planning de viaje, muy sencillo:amanecer antes de que pongan las aceras y en el desayuno – que debe ser contundente para no perder mucho tiempo comiendo – planear la ruta a seguir para que no quede ni una sola esquina de la ciudad sin ver. Y fotos, fotos, fotos…

Por supuesto, a media tarde el cuerpo empieza a desfallecer…Con mucha suerte y haciendo un gran esfuerzo físico, se convierte en un reto aguantar hasta las nueve de la noche para picar algo en cualquier sitio cercano al hotel e irremediablemente caer rendidos nada más atisbar la cama. Unas horas de sueño profundo, suena el despertador …vuelta a empezar.

Pero el último año nuestra forma de viajar ha cambiado. Y en este caso, quizás fuese también un factor fundamental los 33ºC que nos encontramos nada más bajar del avión.

La decisión de vivir la ciudad relajadamente fue la mejor elección que pudimos hacer. No por ello dejamos de visitar el Coliseo, ni el Vaticano, ni Plaza de España, ni las grandes obras de Bernini, Borromini, Miguel Angel, Vignola … pero lo disfrutamos de otra manera.

Alojarnos junto al Panteón fue un gran acierto. Cada noche, el mismo plan. Salir a pasear tranquilamente por esas irregulares callejuelas adoquinadas, y sentarnos a cenar en una trattoria cualquiera … bendita rutina aquella! Y si se puede pedir – que por pedir no quede – cenar en la terraza de alguna piazza, con una temperatura maravillosa y con algún músico amenizando la calle con su guitarra o acordeón… Antes de subir al hotel, parada obligatoria en alguna de las múltiples heladerías de la zona. Nosotros elegimos dos restaurantes distintos para cada noche y los dos nos encantaron: El Clemente, tal vez más correcto, más elegante y con un tiramisú de morir de bueno. Y por otro lado la Antica Trattoria da Pietro al Pantheon que me encantó! Es una de las más antiguas de Roma y después de cenar allí entendimos la razón de que siempre estuviese tan solicitado. El dueño un tipo genial, que nos aconsejó fenomenal sobre qué pedir y la verdad es que acertó. Eso sí, si lo que quieres es cenar en la terraza para disfrutar del ambiente como nosotros, podrás comprobar que se trata de un local “íntimo”…tanto que los de la mesa de al lado estaban a unos diez centímetros!!

Por el día, caminar y callejear, por supuesto, pero con calma. Mucha calma y mucho agua. Y quizás parar a comer en Campo dei Fiori antes de que retiren los increíbles puestos de flores. Si es temporada, unas Carciofi (increíbles las alcachofas italianas) y si no, un risotto o una pasta fresca con trufa nunca decepciona. Pero si te encanta la Mozzarella, hay que comer en el Óbikà. Impresionante la degustación de distintas Mozzarellas que tienen.

Y ya que estamos, y que el barrio invita a ello, unas compras por la zona entre Campo dei Fiori y Piazza Navona…Nada que ver con Via Condotti; que sí, que muy bien, pero que eso ya lo tenemos en España. Me quedo con esas pequeñas tiendas con encanto flanqueadas en su exterior por cualquier mueble de los 50 como si fuese lo primero que han encontrado y que las hace especiales…o será que es mi debilidad??puede ser.

Un día especial, el domingo. Tras visitar San Pedro del Vaticano por la mañana nos dirigimos al Trastévere. Es un barrio especial, para pasearlo, para vivirlo. Conserva gran parte de su trazado medieval y eso es lo que hace que sea tan auténtico y genuino. No recuerdo el nombre de la trattoria en la que paramos a comer; era una de las situadas en la plaza de Santa Maria In Trastevere, pero seguro que cualquiera de las de la zona es un acierto.

Pero para los que busquéis una cena para una ocasión especial, en un sitio con unas vistas de impresión, no dejéis de ir al Restaurante del Hotel Sofitel en la zona alta de Via Lombardia. Fascinante el skyline romano por la noche con la cúpula del Vaticano iluminada como telón de fondo.

Roma es una de esas escapadas pendientes en nuestro calendario que nunca acabamos de hacer porque está ahí mismo, porque ya iremos… Sin duda merece la pena ir, aunque esté a 3 horas y 33ºC.

 

sonando….Toto Cutugno, Lasciatemi Cantare